EDUCACION EN GENESIS

Los que actualmente somos jóvenes, y digo actualmente porque es una condición transitoria, estamos acostumbrados a escuchar de nuestros mayores frases como “sois una generación de vagos”, “lo tenéis todo y no hacéis nada”, etc. Guinea Ecuatorial es un país joven cuyo futuro depende de su juventud. Este grupo de la sociedad que siempre es puesto en tela de juicio pero, superando el muro de la crítica constante, ¿nos hemos planteado en serio un análisis profundo de la situación para hallar soluciones factibles en pro de la mayoría?

Muchas veces la vida se resume en un ejercicio constante de discernir entre lo bueno y lo malo. Pero, ¿quién decide en qué categoría incluimos cada cosa?

Generalmente las personas acostumbramos a detenernos y hacer reflexión sobre el sentido de nuestra existencia cuando en ella pasan cosas poco agradables. Sin duda este año, aunque no haya concluido, es una oportunidad única para hacer un análisis profundo sobre lo que realmente importa en la vida. Pero para eso debemos aceptar que no existe una verdad absoluta al respecto, no hay una respuesta universal, varias son correctas pero ninguna lo es al cien por cien porque incluso es difícil que la misma respuesta le valga a dos personas diferentes y sobre todo, hay millones de respuestas incorrectas. Pensemos por un momento en la definición personal que tenemos del famoso “éxito en la vida”. Para nuestros abuelos por ejemplo, era sobrevivir. Lo que incluía trabajar, casarse, tener hijos y criarlos hasta verlos convertidos en adultos. Para nuestros padres el listón subió un poquito más, ya no solo se trataba de levantar una familia sino también de destacar en el ámbito profesional. Y todo se reducía a eso, muchos no elegían el camino que otros habían trazado para ellos, se dedicaban a seguirlo llanamente. 

Y llegamos a la nuestra, la muchas veces denominada “generación perdida”. En este escalón vuelve a subir el listón pero el entorno y las condiciones para alcanzar los objetivos, otra vez marcados por otros, son mucho más favorables, salvando las diferencias claro. La pregunta es; a día de hoy, ¿qué es tener éxito en la vida para un joven de entre 18 y 35 años? Y aún más importante, en mi opinión, ¿es el éxito en la vida sinónimo de felicidad? Voy a reducir el espectro a mi país, Guinea Ecuatorial. Todo jóven de clase media se sabe de memoria el “life planning” que hay preestablecido para él o ella. Estudiar, no meterse en problemas, no quedarse embarazada a temprana edad en el caso de las mujeres, hacer una carrera, encontrar trabajo estable y construir una estructura familiar como la anteriormente citada.

Dicho así parece sencillo, pero el recorrido es cuanto menos parecido a atravesar un campo de minas. Distracciones infinitas, dificultades económicas, académicas y de diversa índole por citar algunas barreras en el camino. El porcentaje de los que llegan a la meta es mínimo, porque en el fondo el porcentaje de los que aceptan esas metas como suyas también es mínimo. Hay un refrán en fang que traducido sería: <<Si tu padre construye una casa de madera, tú debes construir una de cemento>>. Debes, el verbo no está mal traducido. Básicamente lo que reza el dicho es que debes superar los logros de tus padres, o sea que de alguna manera ya empiezas el partido condicionado. Son tus padres y la sociedad en general los que deciden de qué forma tienes que encaminarlo. Y ese, estoy seguro de que es el primer error que se comete en la educación de las personas, el resto es una especie de “efecto dominó”. 

En conclusión, es tan importante educar en conocimientos y buenos valores, como lo es educar en una cultura de libre albedrío. En la que cada persona pueda sentirse a gusto dentro del papel que le toque ejercer en la sociedad, y conseguir de esta manera una contextura social más equilibrada.

DAMASO NSUE ALOGO ABENSA

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